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Ha llovido. Y el agua limpió las veredas, sació la sed de los polvorientos arbustos y de la tierra suelta. El sol se regocija ahora y se empeña en lucir la obra de su hermana elemental. Y pinta de verde nuevo las hojas, de marrón brillante la tierra, de gris-espejo las calles. Pule los líquenes variopintos de las tejas de los pobres labradores.

Las nubes se ahuecan para dejar pasar sus rayos, como guantes sin dedos. Porque es preciso trabajar.

Toda la comarca respira aliviada el aire húmedo, oloroso de tierra parda. Y se aspira la vida que promete la acuarela mojada del paisaje: la creación canta su alabanza por la esencial bendición celestial.

borroneado

Foto: de mi cosecha. Borroneado