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Alzheimer, Amor filial, Arno Geiger, Escuela del sufrimiento, memoria
Compadezco a todos los que no saben alemán, porque se pierden un vivo ejemplo de la precisión exacta de esta lengua a la hora de describir pensamientos lógicos.
„Como mi padre no puede cruzar el puente hasta mi vida, me tengo yo que acercar a él”.
Arno Geiger cuenta la historia de su padre, enfermo de Alzheimer. Le impresiona de él la sabiduría que emana de sus respuestas en un principio incoherentes pero llenas de una lógica interna irrefutable y tumbativa. El autor echa en falta no haber aprovechado antes de ese caudal y le envidia en cierto sentido ese manejo maravilloso de las palabras que él mismo busca en su composición y no encuentra. Al ver pasar un gato en el jardín, dice el anciano: “antes yo tenía gatos. Más bien los compartía”.
A la pregunta, ¿cómo te sientes hoy? Responde: “no ocurren milagros, sólo señales”.
Geiger comienza cuidando a su padre por un sentido de deber filial y termina redescubriéndolo y reencontrándose también a sí mismo. Lamenta la falta de interés y de sentido de servicio que le llevó a distanciarse. Cuando las señales de la demencia ya no se podían negar y era imposible que alguien las tomara por excentricidades, le pesa no haberle podido arrancar algún recuerdo más, de aquellos tesoros del pasado en el que intuye su identidad.
“La enfermedad cerraba sus redes sobre él subrepticiamente. Mi padre ya estaba enredado en ellas, sin que nosotros lo notáramos”.
August no reconoce su entorno y vive inquieto por volver a casa aún estando precisamente en su hogar. Con el tiempo, Geiger vislumbra que el deseo de regresar a casa contiene algo muy humano: ante el pánico y la soledad queremos estar en el lugar en que nos sentimos contenidos, y reflexiona: “es el lugar que los creyentes llaman la patria celestial”.
“En la medida en que acepté que papá reviviera a los muertos, muriendo por eso también él un poco, me pude yo también acercar a su sufrimiento”.
Geiger describe una especie de escuela de aprendizaje para la vida y nos brinda su experiencia personal. Reconoce que también él fue tocado por la enfermedad “porque el sufrimiento nos transforma a todos”.
Geiger, Arno (2012): Der alte König in seinem Exil. München: Dtv.
(El libro está traducido al español)
Lo acabo de leer en castellano. Si algún día aprendo en alemán, haré lo propio en esa lengua. El libro me resulta emotivo y enriquecedor. No es fácil plasmar una tragedia familiar con el distanciamiento preciso como para no caen en lo sensiblero. A pesar de todo, el libro resulta esperanzador, porque aunque es una lucha contra el reloj, nunca es tarde es para reencontrarse. Una bonita historia de amor filio-paterno.
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Si, deja esperanza y hay reencuentro. Hay algo muy humano en este libro y por eso lo encuentro fascinante.
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